El día viernes 27 de mayo se llevó a cabo en la Escuela de Suboficiales de la Armada una ceremonia, en el marco del 40ª Aniversario del Conflicto Malvinas, para homenajear a los Veteranos de la Guerra de Malvinas que cumplen funciones como instructores/docentes en el Instituto.
La ceremonia fue presidida por el Señor Director de la Escuela de Suboficiales de la Armada, Capitán de Navío Dn. Alberto Jorge Philippi y contó con la presencia de los Instructores/docentes VGM acompañados de sus familiares, Cuerpo de Aspirantes, Plana Mayor y Personal de Dotación, Civil y Civil Docente.
Luego del ingreso del Sr. Director y su posterior saludo al personal formado, el Suboficial Principal Maquinista Fernando Díaz pronunció una alocución conmemorativa, dando lugar al relato de los Instructores/docentes SMIM (RE) Raúl Osvaldo Acosta, SMMW (RE) Carlos Alberto Spinelli y SMAE (RE) Luis Alberto Carballo quienes realizaron una reseña sobre sus experiencias en la Guerra de Malvinas, dirigida al Cuerpo de Aspirantes.
El SMIM VGM Raúl Osvaldo Acosta narró que el 2 de abril de 1982 se encontraba realizando el Curso Aplicativo de Cabos Principales en la Ex Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina de Mar del Plata cuando le comunican que, convocado por el Batallón Antiaéreo de Infantería de Marina sería desplazado, junto a dos de sus compañeros, a la zona de Puerto Belgrano y de allí a Malvinas. Es así que el día 9 de mayo, y luego de dos horas de vuelo en un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, arribaron a las islas. Su función en ese momento consistió en brindar seguridad antiaérea al radar de Fuerza Aérea.
Acosta expresa que en la madrugada del 1º de mayo, a través de un vuelo rasante, un SEA Harriers deja caer alrededor de 21 bombas de 1000 libras sobre la pista del aeropuerto de Puerto Argentino. “Ese fue nuestro Bautismo de Fuego y, lamentablemente, perdimos”, postula. Asimismo, recuerda los constantes bombardeos navales y los ataques sufridos en los alojamientos de comandos y puntos logísticos. Como consecuencia de este contexto, el 14 de junio, se produce la rendición, acompañada de la destrucción de las armas.
Por su parte, el SMMW (RE) Carlos Alberto Spinelli, recuerda su experiencia en el Crucero A.R.A General Belgrano y el anuncio de su Comandante al expresar que la noche del 1º de mayo sería larga. “Confieso que nunca tuvimos miedo, sino que estábamos comprometidos con lo que teníamos que hacer”, postula.
El día 2 de mayo, la tripulación se dirigía rumbo a Malvinas y Spinelli narra que subiendo a la cubierta principal, y en el horario próximo a tomar la guardia, se produce una explosión acompañada de un intenso olor a quemado. “Cuando llego a cubierta, y luego de oír una segunda explosión, veo que al buque le faltan 20 metros de proa (…) esta situación llevó a reunirnos y a desarrollar todos los conocimientos recibidos durante nuestra instrucción”. Inicialmente las tareas estuvieron enfocadas a asistir al personal que emergía de las cubiertas bajas afectados por todo tipo de lesiones.
Spinelli menciona el momento en el que el comandante del Crucero, Capitán de Navío Héctor Bonzo, da la orden de abandonar el buque. “En ese instante, cada uno se dirigió a su balsa. La tranquilidad que sentimos en ese instante llevó a que ayudásemos a otros tripulantes a bajar las balsas antes de subir a la propia”. Una vez en el mar, y ante las inclemencias del tiempo, recuerda la labor relacionada con el rescate de compañeros que ofrecían resistencia entre las olas. “En un momento, la embarcación fue tan bondadosa que despidió las balsas que, instantes antes, amenazaban con hundirse. (…) Fuimos la tripulación que vio por última vez al glorioso Belgrano”. Su relato fluye entre recuerdos de noches frías, un mar embravecido y el calor de los cuerpos en las balsas que posibilitaron la supervivencia. Fueron 363 los tripulantes rescatados por el aviso “Francisco de Gurruchaga” de los 770 sobrevivientes del Belgrano.
Spinelli cerró su relato dirigiéndose al Cuerpo de Aspirantes: “Nosotros fuimos el inicio de la recuperación; ustedes son el legado. No por medio de la guerra, sí por vías diplomáticas”.
Finalmente, el SMAE (RE) Luis Alberto Carballo, quien en esa época formaba parte del componente de la Aviación Naval, como mecánico de mantenimiento en sistemas eléctricos, expresó: “el 28 de marzo me encontraba en mi casa cuando arribó una camioneta conducida por un suboficial perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval Antisubmarina, expresándome que al día siguiente debía embarcar por la planchada del portaviones A.R.A “25 DE MAYO” a un ejercicio que duraría entre cuatro y cinco días”. Carballo recuerda que luego de un adiestramiento nocturno, llevado a cabo el 1º de abril, se convoca a toda la tripulación a una formación general en las cubiertas bajas. Allí se comunica la orden del Almirante Carlos Alberto César Büsser de dar inicio a la Operación Rosario, mencionando que se encontraba en desarrollo la preparación del desembarco con el fin de tomar y recuperar las islas.
“El 2 de abril, al amanecer, un helicóptero Sea King trasladó al grupo de mecánicos que operaría en la zona. Ese día, como expresa la Marcha de Malvinas, la niebla no permitía ver nada. Las pistas desde las cuales debían despegar nuestros aviones se encontraban obstaculizadas por material colocado adrede por militares ingleses. (…) Con nosotros se inicia la campaña de Malvinas, la cual duró 84 días, implicando un gran esfuerzo logístico para mantener en funcionamiento, durante todo el conflicto, cinco aviones Tracker. El éxito de nuestra misión, como mecánico de mantenimiento, fue garantizar el vuelo de dichas aerovanes y que sus pilotos se mantengan sanos y salvos”.
Luego de compartidos los relatos, con el acompañamiento de la Banda de Música de Aspirantes Navales, se entonó la Marcha de la Armada y para dar concluida la ceremonia, la Marcha de Malvinas.
Finalmente, los Suboficiales VGM fueron agasajados en la Cámara de Oficiales con una entrega de medallas conmemorativas por los 40º años de la Gesta de Malvinas.